Los aromas yodados que caracterizan la carne de este clupeido, no sufren menoscabo en combinación con ciertos ingredientes incisivos y punzantes. Con otros, posibilita armonias suaves y platos equilibrados.
La sardina aguanta con desenvoltura la agresividad del ajo, la guindilla, la cebolla, los pimientos choriceros secos, las alcaparras, el vinagre, el limón y el pimentón, Casa con algunas verduras y hortalizas como pimientos frescos, zanahorias, champiñones, espinacas, berenjenas, etc..., e incluso resiste la salsa de tomate sin perder su personalidad, armoniza con salsas de verduras perfumadas con sidras secas, vinos blancos, cerveza y vinagres aromatizados, y realza su paladar con algunas especias y hiervas aromáticas como pimienta negra, clavo, orégano, hinojo, perejil, cebollino, etc...
Sin olvidar las posibilidades gastronómicas que nos brinda la sardina en salazón (Sardina arencada) y las conservas de sardina.
¿Existe acaso algún otro pescado tan asequible, con una versatilidad culinaria y un espectro gastronómico de amplitud superior?
(Del libro LA SARDINA -Un tesoro de nuestra mar-)
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